En nuestros viajes por la Costa Este de Canadá y Estados Unidos (todos las entradas de esos recorridos están reunidas en las etiquetas #CostaEste2016 y #CostaEste2017), dedicamos varios días a visitar Montreal, la ciudad más poblada de la provincia de Quebec (aunque no es su capital) y una de las principales ciudades francófonas del país.

La propuesta de hoy es sugerir un itinerario de 2 días completos, que permita visitar los lugares más populares pero que también incluya alguna perlita “no tan turística” e igualmente sorprendente.

Antes de arrancar, y si no están moviéndose en auto, una excelente opción es usar el transporte público (metro y buses), cuya red permite llegar a casi cualquier punto de interés de la ciudad. Si tienen dudas sobre cómo funciona, qué tipo de pase comprar o cerca de cuál línea/estación conviene buscar alojamiento, entonces pueden revisar el post: Conocemos Montreal moviéndonos en Metro.

Acá va nuestro plan de 2 días en Montreal.

DÍA 1

La mañana es un momento del día ideal para hacer un recorrido por el barrio Vieux Montreal, el casco histórico de la ciudad, situado a pocas cuadras del puerto y a pocos minutos del Downtown.

En esta zona no hay un único recorrido posible para hacer. De hecho, como muchas veces decimos, lo mejor es simplemente caminar por las callecitas y dejarnos llevar por lo que llame nuestra atención: hay infinidad de edificios, plazoletas, museos y monumentos para descubrir.

Entre los imperdibles del Barrio Viejo están la Place dꞋYouville –donde quedaron las ruinas de los primeros fortines de Montreal–; Pointe-à-Callière (museo de Arqueología e Historia) y la Place Royale –donde se firmó la paz entre los amerindios y los franceses–; la Place Jacques-Cartier, el Château Ramezay y el Hôtel de Ville (edificio municipal o ayuntamiento); y finalmente, la estrella de la zona, la basílica Notre-Dame de Montreal.

El recorrido por el Vieux Montreal no queda completo sin visitar el Mercado Bonsecours y el Vieux Port de Montreal, situado junto al río San Lorenzo.

Para el horario del almuerzo, una opción muy recomendable (sobre todo en verano) es cruzar a la isla Santa Elena para conocer el parque Jean Drapeau. Este espacio verde es ideal para un picnic de mediodía, con la Biosphère como telón de fondo.

Ya habiendo recuperado energías, la primera tarde se puede dedicar para conocer el oratorio Saint-Joseph, situado en la ladera del Mont-Royal, al norte del centro de la ciudad. Para evitar subir las interminables escalinatas y terrazas que conducen hasta el nivel de la Basílica, lo mejor es tomar el shuttle en la zona del parking y luego optar por las escaleras mecánicas que conducen hasta el interior (esto nos ahorra no menos de 1 hora de tiempo, que es el tiempo promedio que lleva subir los escalones del exterior).

La segunda tarde queda reservada para el Plateau Mont-Royal, un barrio residencial muy hipster, de calles tranquilas y arquitectura europea, célebre por sus casas de baja altura pintadas con colores brillantes y cuya característica principal es la multiculturalidad de sus habitantes.

Cuando llega la noche, no hay lugar mejor que la rue Sainte-Catherine para buscar opciones para cenar. Esta calle es la arteria comercial más famosa de Montreal y es el hogar de los grandes almacenes de la ciudad, tiendas de todo tipo y centros comerciales, la mayoría de los cuales están conectados al RESÓ (ciudad subterránea).

DÍA 2

El segundo día se puede empezar con una visita al Parc Olympique, sede de los Juegos de 1976 y lugar donde actualmente se celebran algunos conciertos y los partidos de béisbol del equipo local. El recorrido por los distintos estadios puede durar entre una y dos horas (aunque llegar hasta aquí, incluso en metro, demorará no menos de 30 minutos). Si el tiempo lo permite, una actividad súper recomendable es subir al funicular de la Torre Olímpica, que tiene paredes de vidrio y logra subir hasta la parte más alta en apenas 2 minutos, con la recompensa de unas vistas preciosas de la ciudad y el río San Lorenzo.

A partir de la segunda mañana, el día puede consagrarse casi que en su totalidad a la zona del Downtown: caminar por la rue Sainte-Catherine, iniciando en Place des Arts y terminando en Square Cabot, no sólo llevará varias horas sino también significará muchas detenciones en tiendas de souvenirs, indumentaria, librerías y tiendas de electrónica.

En los alrededores de Place du Canada y Dorchester Square, dos imperdibles a los que habrá que dedicar aunque sea unos minutos son la Basílica Saint Patrick y la Basílica Catedral Marie-Reine-du-Monde, dos de las cuatro basílicas emblemáticas de la ciudad.

Mientras se recorre la principal arteria comercial de Montreal, tampoco puede dejar de visitarse algún tramo del RESÓ, la red de túneles subterráneos que comunican distintas estaciones del metro con lugares importantes de la ciudad, como edificios de oficinas y hoteles. En esta auténtica ciudad subterránea, entre otras cosas, hay alrededor de 2.000 tiendas comerciales y 200 restaurantes.

Sobre el final del día, la sugerencia es trasladarnos hasta el mercado Jean-Talon. En este punto no hay que perder de vista los horarios del mercado, para no llegar muy sobre la hora de cierre porque algunos puesteros desarman sus tiendas un rato antes del final. El mercado es ideal para comprar frutas frescas y fiambres, opciones muy convenientes para armar desayunos y almuerzos ligeros. Al salir del mercado, se puede hacer un breve recorrido por el barrio Petite Italie, donde hay varias pizzerías y trattorias de cucina veramente italiana. 

 Así termina nuestra sugerencia de itinerario para conocer Montreal en 48 horas.

A viajar… porque viajar enriquece el alma.