Se viene un post largo y repleto de fotos, el cual dividiremos en dos entradas, así que arrancamos sin rodeos. La propuesta de hoy quedó revelada en el título: vamos a recorrer el barrio viejo de Montreal (Old Montreal en inglés o Vieux Montreal en francés), el casco histórico de la ciudad, situado a pocas cuadras del puerto.

¿Cómo llegar? Hay varias formas de hacerlo, y eso incluye 3 estaciones de la línea naranja del metro en el área (Square-Victoria – OACI, Place-DˈArmes y Champ-De-Mars). Nosotros optamos por empezar en Place-DˈArmes y terminar cerca de Champ-De-Mars. ¿Cuánto tiempo lleva? Lo ideal es dedicarle toda una mañana (conviene elegir un día hábil, para vivir el ir y venir normal de los residentes); sumando la visita guiada por la basílica Notre-Dame (la que tendrá post dedicado), son unas 5 horas aproximadamente.

No hay un único recorrido posible. De hecho, creemos que lo mejor es simplemente caminar y dejarse llevar por las callecitas montrealesas, mientras admiramos la belleza de los edificios y disfrutamos de un paseo al aire libre. Pero… a modo de orientación, esta fue la línea que nosotros seguimos:

1] Fuimos desde la estación Place-DˈArmes hasta la estación Square-Victoria, situada en la plaza homónima, caminando por la calle Saint-Antoine O. Para quienes quieran una foto realmente colorida el Palais des Congrès es una referencia obligatoria, por lo llamativo de su moderna arquitectura exterior (aquí se realizan congresos, conferencias, reuniones y exposiciones). El Centre de Commerce Mondial es un renovado complejo de edificios antiguos que comparten una misma manzana y que fueron integrados mediante modernos jardines interiores y escaleras mecánicas, creando un lugar contemporáneo en el que conviven prestigiosas boutiques, restaurantes, oficinas comerciales, profesionales y gubernamentales. Como alternativa, se puede caminar por la paralela calle Saint-Jacques, sede de los principales bancos y compañías de seguro.

2] El próximo punto a alcanzar es el Centre dˈHistoire y la Place dˈYouville (aquí quedaron las ruinas de los primeros fortines de Montreal). Aunque la idea es hacer un zig-zag no planeado por las calles hasta llegar al objetivo, recomendamos pasar por la calle Des Récollets, un distrito victoriano de negocios caracterizado por las elegantes fachadas de piedra gris, y por la calle de lˈHôpital, donde encontraremos buena comida. Si lo que queremos es mezclarnos y vivir una experiencia 100% “como locales”, Crew Collective & Cafe es una cafetería asombrosa que ofrece salas privadas para trabajar o generar reuniones en un ambiente distendido. El edificio Grand Tribune, actual sede del Ministerio de la Inmigración de la provincia de Québec sobre la calle McGill, merece al menos un par de fotos.

3] Seguimos caminando por la calle Saint-Pierre y nos sorprende el monumento a John Young y los bellísimos edificios que lo rodean. Para descansar la vista de tanto cemento, optamos por acercarnos hasta el paseo Promenade du Vieux-Port y hacer algunas cuadras rodeados de verde, en cercanías del muelle Alexandra.

4] Pointe-à-Callière y la Place Royale son las siguientes paradas del paseo. ¿De qué se trata? Pointe-à-Callière es el museo de Arqueología e Historia de la ciudad, donde se exhiben los restos de los primeros días de la colonia de Montreal; el mirador del edificio ofrece una vista magnífica. Place Royale conmemora el lugar donde se firmó la paz entre los amerindios y los franceses.

5] Un breve paseo por la calle de la Commune O y la calle Saint-Paul O (la más antigua de Montreal) para ver galerías de arte, tiendas y restaurantes, y luego giramos por Saint-François-Xavier para poner rumbo hacia la imponente basílica Notre-Dame. Antes de llegar, nos toma por sorpresa el Centaur Theatre, una construcción de estilo con reminiscencias griegas, ex sede de la bolsa de valores local.

En la siguiente entrada les contaremos mas secretos y detalles de este maravilloso barrio, gracias por seguir leyendo.

A viajar… porque viajar enriquece el alma