Como parte de nuestro tour de día completo a Niagara Falls, tuvimos la oportunidad de conocer Niagara-on-the-Lake, la ciudad más encantadora de Ontario!! Puede parecer un adjetivo algo antiguo o hasta en desuso, pero esperamos que las fotos hablen por sí solas y a nuestros lectores les guste tanto como a nosotros.

Como ya habíamos mencionado en algún post anterior, contratamos la excursión a través de la web SightSeeing y al llegar a nuestro hotel, el Holiday Inn Toronto Downtown Centre, el conserje nos ayudó a reservar nuestro asiento para la mañana siguiente.

El paseo a Niagara Falls consta de 4 paradas: la primera de ellas para visitar una tienda de souvenirs, la segunda para recorrer las cataratas, la siguiente para caminar y almorzar en el pueblo de Niagara-on-the-Lake y, finalmente, un último stop en un viñedo y bodega de la zona para degustar el ice-wine o vino helado.

Tras haber terminado las primeras dos etapas y una vez concluido nuestro tiempo en Niágara, nuestro conductor-guía asignado emprendió el camino –son unos 22km aproximadamente, que se recorren en 15/20 minutos– hasta este pequeño pueblito, de larga y distinguida historia.

Antes de seguir, dos aclaraciones que nos parecen importantes y que la gente del lugar no se cansa de repetir: 1) Niagara Falls y Niagara-on-the-Lake no son lo mismo (en este post les contamos cómo fue nuestra primera experiencia en las cataratas) y, 2) No hay forma alguna –al menos cuando se habla– de abreviar el nombre de Niagara-on-the-Lake, justamente para que no se confunda con la ciudad de Niagara Falls.

Hechas las aclaraciones, seguimos con la review. Niagara-on-the-Lake se ubica en la desembocadura del río Niágara en el lago Ontario y su característica sobresaliente y lo que la hace tan atractiva son sus casas de estereotipo típicamente norteamericano (de esas que se ven con frecuencia en series y películas), hechas con listones de madera y con una terraza-balcón en el frente. Estas hermosas casas antiguas bordean las calles sombreadas por árboles y atestiguan la prosperidad de los ciudadanos.

El área céntrica/urbana del pueblo es realmente chiquita, con apenas unas 6 o 7 cuadras de largo por no más de 3 o 4 de ancho. Sobre la avenida principal se ubican todos los comercios: tiendas para comprar souvenirs, algunas boutiques de indumentaria, barcitos y locales gastronómicos (chocolaterías, heladerías, sandwicherías y los famosos lugares “que venden un poco de todo”).

Las calles son sumamente tranquilas: los pocos autos que circulan lo hacen a una velocidad que no supera los 20km/h. Todo está impecablemente cuidado y en orden, por eso no sorprende la abundancia de coloridos arreglos florales en veredas, postes de luz y ramblas que invitan a sacar muchas fotos.

El stop de nuestro tour en el pueblo duró unos 75 minutos, tiempo más que suficiente para comer un delicioso panini caliente en Old Town Goodies (nuestra elección y recomendación es el Shaw’s Pesto Chicken) y luego dejarse llevar sin rumbo por las callecitas locales. A pesar del escaso tiempo, es posible hacer algunas compras: nosotros nos tentamos con los increíbles bombones de Rocky Mountain Factory y con algunos adornos navideños de Just Christmas.

Para los que vayan en auto y dispongan de un poco más de tiempo, es posible contratar un paseo en carruaje por el casco antiguo del pueblo. Por supuesto, también está la opción de pasar una noche aquí –hay varios hoteles y/o casas de alojamiento que ofrecen desayuno y buenas comodidades– para poder recorrer el sitio histórico del Fort George, hacer un paseo en bote por el río Niágara o incluso conocer algunos de los campos de golf de la zona.

Algunos datos útiles finales… Los buses turísticos no tienen permiso de estacionamiento en el pueblo; tienen asignada una zona de permanencia a unas pocas cuadras (en la zona de Niagara-on-the-Lake Bus Parking). A modo de referencia, entre dicha zona y el Memorial Clock Tower hay apenas unos 600 metros (5 minutos a pie) que pueden caminarse, o bien pueden hacerse en la mini-van gratuita que ponen a disposición las autoridades del pueblo. En el caso de la mini-van, la parada en el pueblo se sitúa detrás del edificio Old Court House. Por último, un dato de color: tanto en la zona del Bus Parking como detrás del viejo edificio de la Corte, hay sanitarios públicos gratuitos que están en impecables condiciones y totalmente equipados.

Resumimos nuestra visita diciéndoles que es un lugar bellísimo y altamente recomendable para visitar, donde van a sentir que el tiempo se detiene y del que no van a querer irse (o al que van a querer volver con seguridad)!!

A seguir viajando… porque viajar enriquece el alma