Originalmente estaba planeada para el segundo fin de semana de noviembre, pero el temporal desatado en Buenos Aires hizo que se postergara para el sábado 17 y domingo 18.
El sábado a la noche fuimos para continuar nuestra tradición de respaldo a los productores gastronómicos locales y regionales.
Lo que arrancó como una pequeña feria local se ha convertido en una organización importante, con representantes nacionales y marcas de renombre.
La entrada a mayores estaba $ 200 y los menores ingresaban sin cargo.
En su mayoría son Food Trucks muy bien ambientados, pero también hay stands fijos.
La noche estaba agradable, pero los fogones comunitarios le daban ese toque juvenil y descontracturado muy propio de este encuentro.
Charlamos con los productores zonales, compramos algunos artículos gourmet y, obviamente, probamos platos deliciosos.
El vaso reutilizable (costo $ 30) termina siendo un lindo souvenir y evita la típica y desagradable imagen de vasos descartables tirados en cualquier lado (felicitaciones para los organizadores)
De más está decir que el auge de las cervezas artesanales se vió reflejado en la enorme cantidad de expositores birreros, algunos con excelente variedad y calidad.
El escenario le ponía onda a una noche de festejo y deleite.
Siempre recomendamos ir a esta feria, este año no es la excepción.
A viajar, y a comer rico, que enriquece el alma.