Uno de los lugares de peregrinación más importantes de Canadá se sitúa a unos 35 kilómetros al noreste de Quebec. Se trata de la Basílica de Santa Ana de Beaupré, un santuario católico que recibe casi un millón de visitantes cada año.
¿Cómo llegar hasta aquí? Similar a cuando comentamos el camino hasta las Cataratas de Montmorency, llegar al santuario es posible: (i) en auto por la Autoroute 440 E y Boulevard Sainte-Anne/QC-138 E, (ii) en bus de la empresa Intercar desde la estación Gare-Palais en Quebec (con 2 salidas diarias), (iii) en bus de la línea 800 desde la estación Gare-Palais hasta las Cataratas de Montmorency y allí combinando con el tren que parte desde la estación central del Parque (donde se compran los tickets para el teleférico), o (iv) contratando un tour privado en el centro de información turística situado frente a Place d’Armes (que incluye además visitas a otros puntos de la región).
La razón por la cual esta Basílica es tan famosa se debe a que se le atribuyen muchos milagros, sobre todo cuando se trata de curar a enfermos y discapacitados.
La primera capilla se construyó durante la segunda mitad del siglo XVII en torno a una estatua milagrosa de Santa Ana, la madre de la Virgen María. Para colonos y nativos convertidos este santuario se volvió una meca de peregrinación en torno al cual empezaron a suceder curas milagrosas: el primer milagro atribuido a la intercesión de Santa Ana es la curación de un obrero paralizado en 1658, que fue seguida por la liberación de un grupo de marineros de una tormenta.
Una segunda iglesia fue construida de madera y piedra, entre 1661 y 1676, en la ubicación del cementerio viejo. Una tercera iglesia fue construida de piedra en 1676 y permaneció en uso hasta que fue reemplazada por una basílica en 1876, cuando Santa Ana fue proclamada patrona de Quebec; la tercera iglesia fue demolida en 1878. La primera basílica (cuarta iglesia) fue destruida por el fuego en 1922 y fue reemplazado por la actual basílica (quinta iglesia), cuya construcción terminó en 1926 y estuvo inspirada en las catedrales de estilo romano.
Si de arquitectura se trata, hay que decir que la Basílica es de estilo neo-romano, está construida en forma de cruz (algo que se aprecia desde el aire) y tiene una altura de unos 100 metros desde el piso hasta la punta de los campanarios. El bajo relieve de la fachada ilustra a Santa Ana en toda su gloria. A sus pies, un largo friso ilustra momentos importantes de la historia de la sociedad de Quebec. Justo encima, el Ángel del Peregrino vela por los fieles que visitan a Santa Ana cada año. Finalmente, en lo alto, los 12 apóstoles encuadran el rosetón de la gran ventana.
Diferentes estatuas decoran la fachada: María, José, Joaquín, Juan Bautista, el Monseñor Francisco de Laval y María de la Encarnación. Las puertas principales de la Basílica están recubiertas de cobre y presentan diversas escenas de la vida de Jesús. Sobre el pináculo, entre las dos torres de los campanarios, se encuentra la estatua de Santa Ana que fue salvada del incendio de 1922.
En el interior es posible descubrir pinturas, mosaicos con escenas religiosas, hermosos vitrales de colores, esculturas en piedra y en madera, y una imponente estatua en una pieza maciza de roble adornada con diamantes, perlas y rubíes, todas obras maravillosas que revelan la larga historia del Santuario y el papel que juega en la fe de los devotos de Santa Ana.
En el nivel inferior de la Basílica se encuentra la Capilla de la Inmaculada Concepción, dedicada a María, la hija de Santa Ana. De arquitectura típicamente románica, la capilla está decorada con pinturas.
De nuevo en el exterior, la Capilla Conmemorativa es el recuerdo de la tercera iglesia y fue erigida en 1878 sobre los cimientos del transepto de la iglesia de 1676. Los materiales, los ornamentos y la torre del campanario de 1788, recuperados de la vieja iglesia, fueron integrados a la construcción de la Capilla.
Frente a la Basílica, una magnífica fuente da la bienvenida a los peregrinos. Fue inaugurada en 2008, durante las celebraciones del 350 aniversario del Santuario y tiene diez metros de altura. Una cuenca de bronce de cuatro metros de diámetro deja correr el agua mientras que en la parte superior hay una estatua que representa a Santa Ana y a su hija María.
Detrás de la Basílica, hay una inmensa boutique de souvenirs con una gran variedad de objetos religiosos. Los precios son accesibles (al menos, mucho más accesibles que los que encontramos en algunas Basílicas de Montreal) y permiten que los visitantes puedan regalarse un lindo recuerdo de su estancia en el santuario.
Llegar hasta el Santuario de Sainte-Anne-de-Beaupré vale la pena!! Combinar la visita con una parada en las Cataratas de Montmorency es súper recomendable, por cercanía entre los lugares y por facilidad a la hora de ir de uno a otro (sea en auto, en bus o en tren).
Porque viajar enriquece el alma