En nuestro viaje por la #CostaEste Norteamericana dejábamos la maravillosa Canadá para volver a Estados Unidos. Por tres noches nuestro hogar sería Boston, alojándonos más precisamente en Cambridge, en The Kendall Hotel.
Boston y Cambridge están separadas por el Río Charles y la diferencia de precios en hotelería es considerable. Encontramos una muy buena oferta y no lo dudamos.
El Kendall se encuentra insertado en el barrio del MIT (Massachusetts Institute of Technology) lo que nos permite visitar sus distintos edificios con tan solo caminar unos pocos metros.
Se trata de un hotel temático, cuya construcción se cimenta en lo que fuera una estación de bomberos. Adicionalmente tanto las habitaciones como las áreas comunes están decoradas con un espíritu nacionalista norteamericano.
Todos muebles restaurados de principios del siglo pasado, mucha bandera, mucha insignia y mucho respeto por el pasado, particularmente con una profesión tan noble como la de bombero.
Nuestra habitación constaba de dos camas queen muy cómodas.
El baño era muy cómodo y contaba con todo lo necesario en cuanto a amenities.
Adicionalmente teníamos un heladera pequeña y una máquina para preparar café (Starbucks) y té (Tazo).
Como comentábamos, las áreas comunes están impecablemente decoradas dentro del estilo general del hotel.
Incluído en el precio se ofrecía un desayuno muy completo, típico americano, de muy buena calidad y con amplios horario.
Por una tarifa bastante conveniente se puede hacer uso de una cochera subterránea a la cual se accede directamente con el ascensor interno del hotel.
Otro punto a destacar es que justo frente al hotel está la estación Kendall/MIT del Metro Red Line, lo que nos asegura una conexión perfecta con los distintos puntos de interés de la maravillosa Boston.
En resumen, un hotel muy bien ubicado, limpio, con una temática particular, muy bien conectado tanto por líneas de buses como por el metro, que ofrece servicios acordes a su tarifa (bastante conveniente si se consigue una buena oferta).
A viajar que enriquece el alma.
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